Amor es el olvido de uno mismo por el recuerdo del otro.
Principia con la leyenda: es Apolo persiguiendo a Dafne, Orfeo bajando a los infiernos,
Psiquis adorando a Cupido, Alfeo en pos de Aretuza,
Diana en brazos de Endimión; y es Leandro que cruza el Helesponto sin
importarle la vida que depende de la fuerza de su brazo, guiando tan sólo
por los ojos ávidos de Eros, que es el alma de su alma que lo espera en la otra orilla,
cuando loco y desesperado se ahoga por alcanzar el festín de sus caricias.
En la inspiración de los poetas, el amor lo encontramos con el atractivo
encanto de la selva y del valle, en los idilios de Teócrito; exaltado y sublime,
en Los Amores y Epístolas de Ovidio; lírico, sentimental y patético en los
sonetos de Petrarca.
Así también en la vida real: Safo se olvida de sí misma y de sus propios vicios,
cuando canta sus desdichas y se despeña por Faón; la abnegada Eloísa
acompaña a sus Abelardo, antes y depués de emasculado, como amante de su casa
y como Priora de su Claustro; y Luisa de la Valliere, que desde el convento de las
Carmelitas, en donde vive voluntariamente recluida por olvidar al hombre
que más quiere en el mundo, exclama con el sentimiento de su alma
refiriéndose a Luis XIV, "lo quiero más que a Dios, ese es mi gran pecado".
Ven Venus , ven ¡Acerca tu copa de oro en donde nadan las flotantes florecillas del néctar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario